JOHN WILLIAM COOKE: una sinfonía que espera intérpretes
Es una pregunta recurrente: ¿Y si el peronismo hubiese seguido la opción de John William Cooke?
No sabemos la respuesta, pero no hay dudas que no nos hubiese sucedido el menemismo, entre otras calamidades, y probablemente el círculo vicioso de los eternos retornos de la derecha al poder de gobierno.
John William Cooke: un debate pendiente y necesario.
Por Eduardo Cañellas
El 19 de Setiembre de 1968, moría, tras una operación de pulmón en el hospital de Clínicas, el militante peronista y referente revolucionario John Williams Cooke. La Dictadura de Onganía había permitido su ingreso al país desde Montevideo a sabiendas , por informes de inteligencia, de que el cáncer que afectaba al prófugo mas buscado estaba en su etapa terminal.
Treinta y seis horas antes, había iniciado el último viaje hacia el imponente edificio de la avenida Córdoba en un viejo Kaiser Carabella, acompañado por su brillante compañera Alicia Eguren y por “el mejor de sus oficiales”, como a él gustaba nombrarlo a, Carlos Lafforgue que oficiaba de chofer, custodio, y compañero de máxima confianza del “gordo” como cariñosamente llamaba a John..
Cooke trazó un recorrido muy preciso , atravesando la zona norte de la ciudad, rodeando los lagos de Palermo y el Rosedal, para pasar en silencio frente a la embajada norteamericana, que catalogaba a Cooke como “peligroso elemento comunista” desde que había enfrentado junto con el Che, Fidel y el pueblo cubano el intento de invasión de Bahía de los Cochinos, con metralleta en la mano y un compromiso revolucionario inquebrantable.
El viaje transcurrió en silencio, solo acompasado por el sonido del poderoso motor del Kaiser, y algún comentario casi en cuchicheos de John para Alicia.
Cooke daba solo las precisas indicaciones
del recorrido, hasta que llegaron a las puerta del Clínicas.
Al descender, con las dificultades propias que origina el tumor, el “Gordo”le dijo a Carlos casi como un susurro mirándolo fijamente a los ojos :”sabe?, este mismo viaje, este mismo recorrido que le pedí que hiciera, lo hice yo en calidad de chofer como hoy usted, en mayo de 1951 cuando lo traje a morir a Homero Manzi”.
Carlos comprendió las profundidades de las palabras de Cooke y. se fundió en el último largo abrazo con el mayor revolucionario de la historia del Peronismo.
En la foto John y Alicia en Cuba.
